ADONDE ORIGINALS

Emprendedores con Luis von Ahn

MARCELA TORRES Y HOLA CODE

¿Cómo renunciar a tu propio emprendimiento?

Cuando un emprendedor crea una startup, es común que piense en la posibilidad de venderla por mucho dinero. Pero es probable que nadie se imagine la posibilidad de abandonarla. Marcela Torres seguramente no lo pensó cuando, en el año 2016, cofundó Hola Code, una startup que ofrece programas de educación en tecnología a jóvenes migrantes. Pero luego de cuatro años como CEO, comenzó a darse cuenta de que su trabajo ya no la motivaba. En este episodio, conocemos algo de lo que prácticamente no se habla: cuando un fundador decide renunciar a su emprendimiento. ¿A quién le presenta su renuncia un fundador? ¿Qué debe tener en cuenta para desprenderse de algo que fue su vida durante años? Y lo más difícil: ¿Cómo dejar de lado una idea creada para hacer una diferencia en el mundo?

Episode 5 cover art - illustration of Gabriel Marcolongo smiling

CONTENIDO EXTRA

NOTAS DEL EPISODIO

Desde Febrero de 2021, Marcela es la Jefe de Crecimiento de Vest Inc. Pueden informarse sobre los programas de Hola Code aquí.

TÉRMINOS QUE QUIZÁS NO CONOCÍAS:

Meetup: Reunión o encuentro. En el mundo del emprendimiento se usa la expresión para encuentros específicamente para hacer contactos en la industria o conocer personas con tu misma afinidad. 

Code Academy: Website de enseñanza en programación digital. 

Income Share Agreement: Por sus siglas en inglés, es un acuerdo de participación en los ingresos (ISA) es una forma de financiación universitaria en la que un patrocinador da al estudiante dinero para pagar un programa educativo, y el estudiante se compromete por contrato a pagar al proveedor un porcentaje de su salario durante un periodo de tiempo determinado.

Term Sheet: Hoja de términos. Una hoja de términos es un documento que resume los términos y condiciones materiales de un posible acuerdo comercial, estableciendo la base para futuras negociaciones entre un vendedor y un comprador. 

Flyer: Volante informativo o promocional. 

Word of Mouth: Expresión en inglés para referirse a la difusión “boca a boca” o “persona a persona” de una idea o producto. 

Marcela Torres: Creo que hay mucha información y mucho material para emprendedores y emprendedoras de cómo levantar tu startup, cómo validar tu idea, cómo pitchear. Pero nadie nunca te dice cómo renunciar a tu propia empresa. 

Luis Von Ahn: Cuando un emprendedor crea una startup, es común que piense en la ocasión de venderla por mucho dinero. Pero pocos se imaginan la posibilidad de abandonarla. Marcela Torres seguramente no lo pensó cuando, en el año 2016, detectó un problema para los migrantes que regresaban a México desde Estados Unidos.

Marcela Torres: Hice muchos talleres con jóvenes migrantes en los que yo mapeaba sus aspiraciones y luego sus obstáculos, ¿no? O sea, como “bueno, por qué no puedes llegar a donde tú quieres?” Y el tema más recurrente era la educación. Y cuando hablábamos de educación, el tema era el acceso a la educación y el acceso a la educación involucraba recursos y tiempo.

Luis Von Ahn: Eso la llevó a cofundar Hola Code, una startup que ofrece programas de educación en tecnología a jóvenes migrantes. Pero luego de cuatro años como CEO, comenzó a darse cuenta de que su trabajo ya no la motivaba. 

Marcela Torres: Fue un proceso como de tres meses pensando así. Hasta que llegó un día en el que dije “ya no puedo más” y al día siguiente me levanté con el mismo pensamiento. Ya mi cuerpo, mi alma, todo me lo está pidiendo y ya nada, ninguna parte de mí está peleando contra esta idea”. Entonces más bien empiezas a planear ¿cómo es que me voy a salir, sin dañar a la empresa?

Luis Von Ahn: Renunciar a un emprendimiento puede ser una de las situaciones más duras a las que se puede enfrentar un fundador. Y es algo de lo que prácticamente no se habla. ¿A quién le presenta su renuncia un fundador? ¿Qué debe tener en cuenta para desprenderse de algo que fue su vida durante años? Y lo más difícil: ¿Cómo dejar de lado una idea creada para hacer una diferencia en el mundo?

Soy Luis Von Ahn. Y esto es “Emprendedores”, historias de fundadores de empresas que están cambiando el mundo.

Una producción original de Adonde Media. 

En este episodio, la experiencia de Marcela Torres con Hola Code: ¿Cómo renunciar a tu propio emprendimiento?

Marcela Torres: Una de las grandes cosas que yo tuve y creo que identifiqué muy temprano fue que yo no me conformé con lo que tenía, y no por temas de ingratitud o porque no me gusta, sino simplemente fue como, lo que se suponía que yo tenía que ser no me parecía suficiente ni lo que yo quería hacer, entonces siempre me ha gustado un poquito retar la realidad.

Luis Von Ahn: Ese ímpetu de querer “retar la realidad” llevó a Marcela a conseguir distintas becas de estudio. Así pudo estudiar relaciones internacionales en la Universidad de México y realizar su maestría en Europa. Esta noción de la importancia del acceso a la educación cuando no tienes recursos se mantuvo con ella cuando, en el año 2016, regresó a su país. Había conseguido trabajo en el gobierno de la Ciudad de México. Un trabajo que le presentó una situación bastante particular.

Marcela Torres: Para mí fue muy interesante la cultura laboral, porque en este caso no te podías ir de la oficina hasta que no se fuera tu jefe. Era de esos, como, te tienes que quedar sentada hasta que se vaya el jefe. Y además el jefe, pues a veces llegaba a las 11 o 12 pues porque se echan desayunos, luego son políticos, ¿no?

Entonces obviamente, pues a mi me encargaban hacer cosas y yo las terminaba, digamos que, en un horario bastante decente. Y de repente eran las 3 de la tarde y yo me iba a ir a las 10 o las 11 de la noche. O sea, eso era normal. Entonces yo andaba como explorando otras cosas que hacer. 

Y una vez en un fin de semana un amigo me dice, o sea yo contándole un poco mi frustración de “Pues mira, es que no sé qué hacer”. No que estuviera yo desperdiciando el tiempo, pero yo no me quería poner a hacer nada, nada más porque sí. Y en eso me dice como “oye, por qué no te pones a aprender a programar?”. 

Y yo dije “bueno, pues va”. Entonces yo llegué al día siguiente con mi computadora personal y cuando acabo de trabajar pongo en Google como “cómo aprendes a programar?” (risas). Así nada más lo puse. Y me sale “Code Academy” y me sale el curso de HTML y era gratis, y yo pues “¡va!”. 

Y me pongo a hacerlo. Y a mí no me parece que yo peculiarmente sea una persona muy brillante para muchas cosas. Entonces dije “a ver, si yo puedo aprender esto, más personas lo pueden aprender”. 

Entonces empecé a ir a eventos, a meetups, a conocer gente que estaba trabajando en tecnología y sobre todo, pues,  conociendo gente que trabaja en startups, que para mí era como un universo que, inexistente. Y me llamó mucho la atención que una de las conversaciones muy recurrentes era como “necesitamos talento, necesitamos gente que trabaje en esto”. Y yo decía “bueno, porque no les enseñan, o sea, como no está tan difícil”. O sea, a mí se me hacía muy fácil, no, en mi cabeza todo, todo este proceso. Y ahí es en donde un poco empieza toda la historia, ¿no?

Para mi nunca fue “va a ser una empresa” (risas). Más bien como que para mí el tema era lo que yo traía como de problemática, ¿no? O sea, aprender a programar te abre puertas porque a mí me las abrió y de una manera espectacular. Y yo pensaba “ok, que otras personas se pueden beneficiar de esto”.

En esto de ir a meetups conocí a quien fue eventualmente mi socio y él traía esta idea porque ya había levantado un emprendimiento y ya estaba como intentando hacer algo alrededor de educación en tecnología. Él lo veía más desde una perspectiva como de entrenamientos corporativos, ¿no? Y luego llego yo con estas preguntas de “No, pero a ver, ¿quién se puede beneficiar de esto? ¿Quién puede aprender esto?” Y es donde empiezo a dar con la comunidad migrante de retorno, en un principio. 

“OK, hay un montón de jóvenes que están regresando de Estados Unidos, ya sea voluntaria o involuntariamente”, bueno, voluntaria entre comillas, porque no es completamente su elección, pero era como una de las poblaciones más vulnerables, es todavía, en México. Y yo decía “oye, son bilingües, son bi culturales, aprendieron en otro país, hasta cierto punto, eh, pues tienen un montón de habilidades transferibles, así como yo las tengo por haber migrado, solo que yo migré con un permiso, ellos y ellas no. Pero qué fascinante sería que se les abran oportunidades”.

Yo hice muchos talleres con jóvenes migrantes en los que yo mapeaba sus aspiraciones y luego sus obstáculos, ¿no? O sea, como “bueno, ¿por qué no puedes llegar a donde tú quieres?” Y el tema más recurrente era la educación. Y cuando hablábamos de educación, el tema era el acceso a la educación y el acceso a la educación involucraba recursos y tiempo.

O sea, mi forma de pensar fue “si no pueden pagar en un principio, por qué no pagan cuando ya pueden pagar, que es cuando ya tienen un empleo?”.

Entonces se diseña el modelo de Hola Code como el famoso “Income Share Agreement” que se conoce ahora en Estados Unidos, pero en el 2016 en México esto no se hablaba. Entonces al hacer esas preguntas empecé a ir con abogados y con fiscalistas y con financieros para empezar a modelar cómo se vería un sistema así. Y creo que como todas las start ups, fue un proceso de prueba y error, prueba y error, prueba y error hasta que se llegó a un modelo más acertado.

También creo que una de las grandes cosas para mí en ese sentido, era como diseñar un servicio que estuviera bien afinado a las necesidades e intereses para que tuviera vida en el mundo real. Y sobretodo porque yo no soy migrante y yo no estaba buscando un empleo en el sector de tecnología como de manera deliberada, entonces había que entender que esto era algo que realmente las personas querían y que tuviera pues vida en el, digamos, mercado, por así llamarlo.

Y imagínate, o sea, una mujer, en México, levantando capital para una empresa de educación para migrantes que iban a pagar hasta que tuvieran un empleo. O sea, era como el pitch más ridículo que te puedas imaginar en tu vida. Y era sin pies ni cabeza porque pues todavía no había un proyecto bien construido, sino era una apuesta a un montón de ideas, no? Era un poco una apuesta contra, contra lo imposible. 

Es muy interesante cómo pasó todo, porque nos dicen, ponle tú, septiembre, octubre, que sí va a haber una inversión. 2017 pasa el sismo en México, entonces todo septiembre se congela. Y yo estaba pensando como en términos de la inversión, como “Ok, no la podemos dejar caer ahorita”. No puedes decir como, “Bueno, déjeme, lo pienso un mes, pasó un sismo”. O sea, si ya te dieron un term sheet, necesitas empezar a avanzar. Entonces era como un arranca o arranca.

Y yo pensando también en fechas de cuando queremos que termine el primer grupo para que cuando se gradúen sea una época de contratación y aceleremos el proceso de contratación para que podamos tener un flujo del segundo grupo rápido. Entonces la fecha más tarde para lanzar un programa era el 20 de noviembre. Qué además me encanta porque es el día de la Revolución Mexicana.

Entonces tienes el 20 noviembre, te dan el term sheet en septiembre, lo que realmente te queda es octubre para reclutar personas y convencerlas de que este programa les va a cambiar la vida y que se sumen. Además de encontrar oficina, todos los demás detalles que tu sabes que involucra una empresa, que luego no los piensas hasta que te están pasando, ¿no? Pero mi reto más grande era reclutar personas.

Luis Von Ahn: Marcela había logrado darle forma a su idea: enseñar a migrantes a desarrollar software para que puedan conseguir trabajo como programadores. Pagarían con su primer sueldo, una vez que fueran contratados por una empresa. Suena como una gran oportunidad, pero todavía faltaba verificar si los posibles candidatos pensaban lo mismo.

A continuación, vamos a conocer cómo Marcela reclutó al primer grupo de estudiantes, cuál fue el resultado de este “experimento”, y que sintió cuando, luego de tanto esfuerzo, decidió apartarse de su emprendimiento.

Marcela Torres: Como yo siempre lo que estoy haciendo es buscando un hueco de oportunidad en donde nadie me invitó, entonces yo decía “Ok, dónde está la mayor cantidad de personas de este perfil: los call centers”. Okay, pues vámonos a los call centers a reclutar personas.  

Luis Von Ahn: Un call center es un centro de atención telefónica para empresas. Muchos jóvenes migrantes consiguen trabajo ahí porque hablan bien inglés. ¿Cómo convencer a estas personas de que aprender a programar es una buena oportunidad, cuando ni siquiera lo habían pensado? Frente a esto, Marcela, junto a su primera persona contratada (una chica migrante) optaron por una de las formas más tradicionales de comunicación: un flyer.

Marcela Torres: Decía el flyer en spanglish: “Tired of the lack of opportunities ni aquí ni allá?”. Eso era lo único que decía y venía a la página de Hola Code.

Entonces los recortábamos con tijeras en la sala de mi casa, juntamos un montón de pedazos de papel y lo que hicimos fue repartirnos entre ella y yo en diferentes call centers de la Ciudad de México y nos metíamos y yo en los escritorios les dejaba los flyers, o a la hora de salida los aventaba o cosas así. Entonces obviamente la gente fue cayendo de a poquito, un poquito, un poquito, un poquito… 

Y como también para solucionar sus dudas, empezamos a hacer reuniones y eventos en los que invitábamos a las personas a conocer más del programa, porque imagínate, ya eres perfil migrante, entonces tienes un poco de desconfianza y que venga una chica del norte del país a decirte que aprendiendo a programar vas a triplicar tus ingresos.

Entonces decidimos empezar a hacer unas noches en las que ofrecíamos pizzas con cervezas o con refrescos. O sea, como era un evento un poquito más social para que la gente empezara a llegar y viera una cara. Pero ojo, no teníamos oficina todavía. Entonces pues conocí al representante del gobierno de Chihuahua en la Ciudad de México y me contó que tenían una casa espectacular y le dije “Oye, me lo puedes prestar?” Apenas me dijo que sí, yo al día siguiente le estaba diciendo como “ok, el viernes a las 8 de la noche vamos a tener un evento”. Así, como sin parar, no? 

Y se empezó a generar esta comunidad súper bonita y de ahí se disparó el famoso “word of mouth” y se volvió “el” lugar para ir los jueves y viernes, que eran los días de los eventos, para conocer a más personas y se empezaron a enamorar del programa.  

Y antes de que lo sepas, nos llegan una cantidad de aplicaciones al programa loquisimas. Y así llegamos a la meta de reclutamiento. Me acuerdo yo el primer día, el 20 de noviembre del 2018, llegar a la oficina y ver a todos los chicos y chicas sentados enfrente de sus computadoras como esperando que arrancara el primer día. Y yo había estado en un modo tan “Esto tiene que pasar, esto tiene que pasar, falta el abogado, falta esta firma, falta no sé qué, constituir la empresa”, todos esos detalles, que no me pegó hasta que llegué a ese momento y los vi y las vi sentados, que sentí como un tsunami de “¿qué es lo que acabas de hacer?” O sea, cómo todas estas ideas que traes en la cabeza de repente se vuelven realidad y lo ves en un momento físico tan fuerte que para mí fue como un “Ok, esto no puede fallar”. No importa lo que tengas que hacer, esto no puede fallar. Y desde el primer grupo fue un exitazo.  

Imagínate que del 90 por ciento de los estudiantes que ingresan al programa renunciaron a sus empleos en un call center. O sea, apostaron, dijeron cómo “Pues voy a, voy a rifarmela por este programa educativo”.

Y hubo una tasa de colocación del 95 por ciento. O sea del grupo, que el primer grupo serían que unos cuarenta y tantos. Y de estos chicos y chicas, porque también hubo mujeres en el programa, aumentaban su salario de manera impresionante.  Estaban ganando unos 300 dólares al mes en un call center y empezaron ganando unos 1000, 1200 dólares como Junior Developers. Entonces fue como desde ese primero fue un golpe de “Wow! ¿Qué es esto?”   

Luis Von Ahn: Esto confirmó la hipótesis de Marcela: El sistema de “Hola Code” funcionaba. Al obtener empleos, los estudiantes pagaban la capacitación que habían recibido. Y esos fondos servían para reclutar a nuevas personas.

Pero luego de cuatro años, Marcela comenzó a sentir algo que nunca había imaginado: no se encontraba cómoda en su propio emprendimiento.

Marcela Torres:  ¿Qué me llevó a renunciar? Digamos que tengo un NDA en día que no puedo entrar en esos detalles. ¿En resumen? Es un desbalance entre el nivel de responsabilidad y autoridad que tenía. Y esto se refleja hablando de ese primer term sheet, ¿no?. O sea, cuando levantas capital y no estás muy entrenada para eso, no estás muy asesorada. Y yo cometí errores muy básicos, que muchos emprendedores luego levantan los ojos como “cómo no sabias eso?”. Yo no tenía una red de personas a las que yo les podía preguntar “¿esto está bien o esto está mal?. Yo estaba muy emocionada por poder realizar algo que estaba viviendo en mi cabeza y que yo ya lo veía con otras personas, que no me puse a investigar realmente los detalles de todas las cosas que estás firmando.

Sobretodo a corto plazo no pasa nada, pero cuando empieza el largo plazo se vuelve más complicado. Entonces pues por ahí, en mi caso personal, la sufrí bastante. El ir perdiendo un poco la capacidad de incidir en cosas para la empresa a largo plazo, sobretodo porque tienes una visión y tú dices “quiero que pase esto” y si no pasa es como… O entrar en estas dinámicas de tener que negociarlo todo y sobre todo en una etapa tan temprana, porque yo me salí pues en diciembre del 2019. Entonces creo que para mí fue muy difícil. 

Yo tenía, pues digamos que toda la voluntad pero, y también había voluntad de todas las partes, pero cuando las estructuras y los cimientos no están bien construidos, está bien difícil arreglarlo. Y eso es algo que aprendí por las malas. En términos generales yo también creo que después de tener un año como muy estresante y muy difícil, también te empiezas a dar cuenta que ya no tienes la misma energía, los mismos ánimos, esa, digamos, pasión implacable para que las cosas sucedan y sucedan de la mejor manera. Y yo también me di cuenta que entonces yo ya no le estaba haciendo ningún servicio a la empresa si yo no estaba en ese estado mental. Entonces ahí es en donde tomé la decisión.  

Yo creo que a la primera persona en que le dije fue a mi terapeuta [risas].

Creo que algo que es bien interesante es, eh, y volviendo a esta historia de cómo aprendí yo a programar, que te metes a Google y pones así las palabras literales, me puse igual, así como “¿cómo renuncias a tu propia empresa?” [risas]. Y creo que Google fue la segunda persona que se enteró.

Es muy interesante porque creo que hay mucha información y mucho material para emprendedores y emprendedoras de “cómo levantar tu startup, cómo validar tu idea, cómo pitchear”. Pero nadie nunca te dice cómo renunciar a tu propia empresa. Le tienes que renunciar justamente a tu cofundador y a la Junta de Consejo. Entonces es muy incómodo [risas].

No hay ni siquiera un manual práctico de “tienes que considerar cesión de derechos, tienes que considerar quién va a tener acceso a las cuentas bancarias, cómo te vas a quitar tú accesos?” Como un montón de cosas como muy blanco y negro, o sea, como lo que tiene que pasar. Nadie te lo dice. Entonces, ¿tercera persona que se entera? Un abogado.

Porque hay que hablarle a un abogado y preguntar ¿cómo es que se hace esto?. Que creo que es una de las lecciones que yo tuve, porque como ya había aprendido ahora yo me informé de a detalle de todo lo que implica firmar una cosa o no firmar esto o anunciar aquello o hacerlo con esta forma.

Y creo que lo siguiente fue hablar con otros amigos que son emprendedores y emprendedoras de “estoy teniendo esto, me está pasando esto. Yo me informé de esto” y escuchar opiniones variadas. Fue muy interesante ese proceso, sobretodo rebotarlo con otros emprendedores y emprendedoras, porque todo mundo tiene una visión diferente de cómo hacerlo, pero las piezas de lo que te van diciendo te ayudan a informar mejor tu decisión. 

Luis Von Ahn: Renunciar a tu emprendimiento puede ser doloroso, pero también liberador. Así lo sintió Marcela, que ahora es líder de crecimiento en Vest Ventures. Toda su experiencia con Hola Code, incluida su renuncia, le sirvió para aprender algo muy importante. 

Marcela Torres:  No dar por sentado lo que ya existe, sino pensar qué otra cosa puedes construir.“Ok, de lo que tú sabes y lo que ya aprendiste, ¿que puedes construir, qué puedes crear, qué puedes proponer?” O sea, cambiarme un poco de decir “Ok, no me gusta esto, pero ¿cuál es mi propuesta y qué es lo que yo puedo hacer para cambiar esta realidad?” Y no dejar de hacerlo.

Luis Von Ahn: Esto forma parte del espíritu de todo emprendedor. Esa fuerza para no conformarse y siempre pensar en qué se puede cambiar. Y como aprendimos de Marcela, esto también incluye no quedarte trabajando en un puesto que no te satisface. Incluso si se trata de tu propio emprendimiento.

Marcela Torres: Todo arranca con no conformarte con lo que ya tienes. Qué emoción en dónde voy a estar en el 2025 si sigo adoptando esa filosofía.

Luis Von Ahn: Esto fue “Emprendedores”, historias de fundadores de empresas que están cambiando el mundo. Una producción original de Adonde Media.

Puedes encontrar material adicional sobre Marcela Torres, Hola Code y una lista de los términos importantes que se mencionaron en este episodio ingresando a adondemedia.com/emprendedores.

Este episodio fue producido por Laura Ubaté.

El guión fue escrito por Giovana Romano Sanchez y Mariano Pagella.

La mezcla de sonido fue de David de Luca y Mariano Pagella.

Catalina May realizó el asesoramiento editorial.

La masterización fue de Juan Pablo Culasso.

Martina Castro es la productora ejecutiva.

Puedes encontrar todos los episodios de Emprendedores en adondemedia.com/emprendedores o en tu aplicación de podcast favorita.

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Yo soy Luis Von Ahn. Gracias por escuchar.

Equipo de producción

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Martina Castro

Fundadora & CEO

Los Ángeles, EE.UU

Mariano Pagella

Editor

Buenos Aires, Argentina

Laura Ubaté

Productora

Bogotá, Colombia

Catalina May

Editora asociada

Santiago, Chile

Martin Cruz

Supervisor de sonido

Santiago, Chile

Juan Pablo Culasso

Ingeniero

Bogotá, Colombia